Manipulación, poder, confabulación, violencia, alianzas secretas, estratagemas, tratados efímeros, matanzas, religión, … Las guerras de religión de Francia superan cualquier película de acción, misterio o cine negro que se ponga por delante. Como personaje clave, me quedo con Enrique IV o Enrique de Borbón. Ahora tengo muchas mas ganas de saber más sobre este interesante personaje.
Que empiece la función…
Las guerras de religión de Francia
En la segunda mitad del siglo XVI, tres eran las grandes potencias de Europa: España, Inglaterra y Francia. Las dos primeras se caracterizaron por reinados largos y más o menos estables, protagonizados por dos personas con mucho carácter y con gran devoción de gobierno. Se trata de los monarcas Felipe II de España e Isabel I de Inglaterra. Ambos supieron rodearse de consejeros de confianza y secretarios salidos de las universidades, consiguiendo así mantener a raya a la alta nobleza y las distintas facciones. No fue así el caso de la monarquía francesa, que además de una sucesión de reinados cortos fue manipulada por las familias más poderosas del momento, los Guisa, los Borbones o los Montmonrency-Châtillon.
Enrique II dejo sumido al país en una crisis financiera, política y religiosa tras su muerte en 1559. Los enfrentamientos entre las grandes familias no tenían más objetivo que el de incrementar su influencia en el gobierno del país colocando a sus miembros en los principales cargos. Además, multitud de iglesias protestantes, de confesión calvinista, se habían establecido en el oeste y sur de Francia y habían ido agrupándose en sínodos y consistorios. Dos de las tres principales familias se adhirieron a esta nueva iglesia: los Borbones y los Montmonrency-Châtillon y junto con ellos pequeños nobles, miembros de la alta magistratura y de la burguesía comercial. Se calcula que un millón de personas se convirtieron al calvinismo, quedando los Guisa como representantes del catolicismo. A estos calvinistas franceses se les conoce con el nombre de hugonotes.
El hijo de Enrique II y Catalina de Medicis, Francisco II, heredó el trono con sólo 15 años y una salud débil. Los Guisa, familiares de su mujer María Estuardo, pronto dominaron al monarca y continuaron la represión contra los protestantes ya iniciada por Enrique II.
Tras la muerte de Francisco II en 1560, sube al trono su hermano como Carlos IX, bajo la regencia de su madre Catalina de Medicis, que intenta suavizar los enfrentamientos religiosos y mantener la autoridad monárquica frente a las poderosas familias. Los Guisa pierden parte de su poder mientras que los Borbones (Antonio de Navarra) asumen cargos públicos importantes.
Fracasa el intento de acercar las dos vertientes religiosas, por lo que Catalina se decanta por la tolerancia y con el Edicto de Saint Germain, en 1562, reconoce (con limitaciones) a los hugonotes. Los Guisa les atacaran (matanza de Vassy) y se desencadenará una serie de guerras entre los años 1562-1598.
Los hugonotes alcanzaron mayor auge durante el periodo comprendido entre 1562 y 1572 por varios motivos:
- Disciplina militar proporcionada por el organizado sistema de la Iglesia calvinista
- Apoyo de Inglaterra (que así hacía causa contra Felipe II, que apoyaba a los Guisa)
- El almirante Coligny, perteneciente a la familia Montmonrency-Châtillon, ocupo el puesto de Luis de Condé (Borbón) tras su asesinato y consiguió encauzar la contienda después de las tres fallidas guerras anteriores.
En 1570 se alcanza la Paz de Saint Germain: los hugonotes obtienen libertad de practicar el culto (excepto en Paris), retienen cuatro plazas fuertes y el almirante Coligny, su jefe, se gana la confianza del rey y lo encauza hacía una política contra Felipe II.
Catalina de Medicis, que por entonces planeaba el matrimonio entre su hija Margarita y Enrique de Borbón con el fin de lograr una reconciliación, decide poner fin a las ambiciones de Coligny. Este será asesinado en Paris, junto a otros líderes hugonotes reunidos para la boda de Margarita y Enrique. La matanza de la noche de San Bartolomé se extenderá por todo el país y se calcula que alrededor de 20 mil hugonotes perdieron la vida (3 mil sólo en Paris). Como consecuencia de la matanza muchos de los nobles desertaron de las filas calvinistas y el movimiento recuperó sus raíces populares y religiosas, aunque la ideología se radicalizó, así como la acción política.
Los supervivientes se encerrarán en la plaza fuerte de La Rochelle y crearán en el sur una organización militar propia declarándose disidentes ante el rey de Francia. El gobernador del Languedoc, del nuevo partido de los descontentos, se aliará con este nuevo estado hugonote contribuyendo así al hundimiento de la autoridad real en el sur de Francia.
En 1574 accederá al trono el último rey de los Valois, Enrique III, hermano de Carlos IX. La paz de Monsieur fue corroborada con el Edicto de Beaulieu (1576) que reconocerá todas las prerrogativas de los hugonotes y favorecerá también a los descontentos, en especial a su hermano Francisco de Alençon que ganará el título de Duque de Anjou.
A la vista de los acontecimientos, los católicos se organizan en la Liga católica y se convierten en un movimiento revolucionario y anti-realista bajo la dirección de Enrique de Guisa. Este pretende limitar el poder real y reforzar el papel de los Estados Generales. Enrique III dispuesto a contrarrestar el poder de la Liga acabo uniéndose a ella y encabezando una nueva guerra contra los hugonotes, que acaba con el edicto de Poiters (1577) revocando las concesiones dadas a los protestantes. También configuró su propio partido, prohibió todas las ligas y concedió algunos gobiernos provinciales a sus favoritos, intentando así disminuir el poder de la familia Guisa.Pero la existencia de los tres partidos (hugonotes, católicos y realistas) sumió a Francia en una crisis social y económica.
En 1584 muere Francisco, duque de Alençon y de Anjou y el pequeño de los Valois, por lo que Enrique de Navarra, marido de Margarita, Borbón y hugonote, es nombrado legítimo heredero de la Corona francesa.
Enrique de Guisa reacciona y reconstruye la Liga católica. Establece una alianza con España (1584) para impedir su subida al trono.
Comienza la guerra de los tres Enriques (1585-1588) por Paris. Enrique III ocupa la ciudad por la fuerza para huir más adelante ante la sublevación de los parisinos. En el verano de 1588 no le queda más remedio que someterse a las exigencias de la Liga y los Guisa hasta que, en diciembre de ese mismo año manda asesinar a Enrique y su hermano Luis, cardenal de Guisa. Esto produce el levantamiento popular en Paris y otras provincias y acaba con el asesinato del propio rey en agosto de 1589 a manos de un dominico. Antes de morir reconocerá a Enrique de Navarra con la condición de que abrace el catolicismo (“Paris bien vale una misa”).
Enrique de Borbón fue un hábil político a pesar de que sus inicios como monarca no fueron fáciles. No contaba con medios económicos, su persona generaba una gran desconfianza y se enfrentaba al poder de la Liga.
Supo atraerse a los católicos moderados sin renunciar a su fe calvinista: prometió defender el catolicismo y la independencia de la Iglesia francesa frente a Roma y por suerte para él, la Liga se desintegro al no poder resolver sus conflictos internos y su creciente radicalismo del sector urbano, que hizo que las clases medias volvieran a dirigir sus miradas al rey.
En 1598 Enrique IV renuncio al calvinismo y logró la paz con el Edicto de Nantes, por el que se garantiza a los hugonotes la libertad de conciencia, libertad (limitada) de culto, igualdad política y derecho de sometimiento de más de 100 plazas fuertes.
Muchos fueron los logros de Enrique IV para con Francia:
- Restauró la economía francesa: recuperación de la agricultura, estimulación de la manufactura y el comercio
- Restauró la autoridad monárquica y reorganizó el gobierno central.
- Saneo la Hacienda estatal y puso orden en la circulación monetaria.
Desafortunadamente, nunca satisfizo a los más radicales protestantes y católicos y acabo muriendo a manos de uno de estos últimos el 14 de mayo de 1610, dejando como heredero a Luis XIII, un niño de tan solo 9 años y a su segunda esposa, María de Medicis, como regente.
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Imagen de la cabecera: Assassinat de Coligny et massacre de la Saint-Barthélemy (1572). Département des estampes et de la photographie de la BnF