A veces estudiar Historia revuelve un poco las entrañas. La ambición siempre nos ha llevado a cometer atrocidades (como el comercio de esclavos)… Tratando de dejar de lado cualquier emoción, explico aquí estos dos conceptos.
La guerra de Sucesión española concluyo con la derrota del bando borbónico, lo que supuso la desmembración de los territorios trasmitidos de Carlos II a Felipe de Borbón. El reparto de los despojos se estableció en los tratados de paz firmados en Utrecht (1713) y Ranstadt (1714) por los diversos países.
Felipe V renunció a los derechos sucesorios de la corona francesa y prácticamente la totalidad de los dominios europeos de Carlos II pasaron a Austria. Puede decirse que la monarquía española se vería reducida a básicamente el territorio actual, con la excepción del imperio de ultramar. En el caso de Inglaterra, si bien es cierto que no consiguió ampliar su territorio más que con Gibraltar y Menorca, si fue favorecida con cláusulas comerciales muy ventajosas en las Indias españolas: además de arrebatarle el título a Francia de “nación más privilegiada” en el comercio colonial hispano, recibió también el derecho de “Asiento” y el “navío de permiso”.
El primero garantizaba, durante 30 años, el monopolio de comercio de esclavos, mientras que el segundo permitía enviar una vez al año un navío cargado con 500 toneladas de mercancía a las Indias españolas.
Desafortunadamente para España, ambas concesiones fueron superadas ampliamente llevando a la quiebra al monopolio hispano sobre el comercio de sus Indias y convirtiendo a Inglaterra en la gran potencia mercantil del futuro. El “asiento de negros” y el “navío de permiso” quedarían anulados en 1739.